No hay nada más sano y apetecible que pasear en contacto con la naturaleza, ya sea a la vera del mar o en ruta por una zona boscosa, respirando aire fresco y compartiendo el momento en familia o con amigos. Lo increíble es que en Benissa, si quieres, puedes hacer un plan de montaña por la mañana y acabar por la tarde en la playa.
¿Hay algo más divertido para los niños que ir de picnic con sus padres? En este merendero hay además grandes espacios para que los niños jueguen y opciones para darse un paseo antes o después de comer. Aquí podrás preparar una barbacoa (en los meses autorizados), una paella o simplemente comer lo que te traigas de casa en uno de los bancos de madera que hay dispersos bajo un pinar. La zona es amplia y accesible para personas con movilidad reducida, dispone de aparcamiento gratuito, baños públicos, zona techada de barbacoa, una pista de baloncesto de tierra y columpios para los niños.
Esta montaña ofrece pasos por bosques y una cima rocosa con cabras salvajes y vistas que van desde la bahía de Altea, con la Serra Gelada y el Puig Campana, hasta el Montgó de Dénia en su vertiente norte. Existen varias rutas señalizadas, se puede hacer un recorrido circular de la montaña, decantarse por una de sus tres cimas, apostar por hacerlo todo o bien decantarse por descubrir solo una parte a modo de paseo. Dependerá del grado de dificultad que estés dispuesto a afrontar y del tiempo del que dispongas.
Es una de las calas más aisladas y tranquilas de toda esta costa. El lugar perfecto para esconder un tesoro pirata con tus hijos o para escaparte en pareja huyendo del ruido y las rutinas. Hay que llevar calzado apto para caminar entre las rocas y acordarse de incluir las gafas de buceo en la mochila, pues si nos damos un baño descubriremos un mundo subacuático lleno de vida y color. Si vienes provisto de comida y bebida, te resultará difícil abandonar el lugar.
Son varias las ermitas que posee Benissa y ésta tiene el encanto de hallarse a los pies de Bèrnia y Oltà, en un valle boscoso donde no escucharás más sonidos que el de los pájaros y el tren de vía estrecha. El camino que conduce hasta ella desde Calpe pasa de hecho por debajo del impresionante puente que ha sido recientemente rehabilitado. La ermita es pintoresca y está muy cuidada, rodeada por varias casas, una cruz de piedra y un pozo. La carretera que la atraviesa ofrece varios puntos que invitan a adentrarse a pie por senderos en plena naturaleza.
Las pinturas rupestres de Pinos son sólo uno de los alicientes para coger la carretera que pone rumbo a la sierra de mayor altura de la zona, Bèrnia. Pinos es una partida que se encuentra a medio camino y en ella hay varios planes de lo más interesantes, como acercarse a su ermita con unas vistas espectaculares hacia la costa, dejarse llevar dando un paseo por alguno de sus senderos o degustar una paella en alguno de sus restaurantes. En verano, durante sus fiestas, su folclore y diversión bien merecen una incursión.