Ahora es el momento de redescubrir el cambio de tonalidades que trae el otoño a nuestra naturaleza y de volver a recorrer nuestras montañas en las horas centrales del día. Y si de paso descubrimos pequeños tesoros de nuestro patrimonio, tenemos por delante una excursión de lo más completa e interesante. A continuación, te contamos dónde están las pinturas rupestres y cómo acceder a la visita.
Hasta el yacimiento se puede llegar andando, en una ruta de senderismo de poco más de 5 kilómetros desde Benissa.
Quien lo prefiera también puede acercarse en coche y aparcarlo en un lateral de la carretera para acceder ya a pie hasta la zona donde se encuentran las pinturas. Estamos en las proximidades de la partida rural de Pinos, en un punto llamado el Abrigo de Pinos, aunque aquí nadie lo conoce por ese nombre sino por el de Barranc de la Tia Isabel.
El Abrigo consiste en un saliente de roca caliza de poco más de 200 metros de longitud y con diversas covachas, entre las que se encuentra la que alberga las pinturas rupestres. Fueron descubiertas en 1970, en 1985 fueron declaradas Bien de Interés Cultural y, posteriormente, Patrimonio de la Humanidad. El conjunto pictórico está protegido mediante una reja metálica sobre un muro de mampostería, para que se puedan observar las pinturas sin que la gente se acerque demasiado. Muy cerca de este punto también hay una construcción denominada Corralet, representativa de la arquitectura popular ganadera que tradicionalmente se ha desarrollado en la zona.
Junto a las pinturas rupestres hay cuatro paneles explicativos que nos dan pistas para ponernos en situación y hacernos una mejor idea del contorno de las figuras que se camuflan en la piedra. Hay que echar mano de la imaginación para lograr ver bien los dibujos, entre los que destaca una representación femenina, bautizada como Eva Pinera. Es una esbelta figura en posición de jarras que se ha convertido en el símbolo del yacimiento y que los expertos datan con una antigüedad de entre 6.000 y 8.000 años. A escasos 50 centímetros se intuye una representación zoomorfa de tipo levantino que está parcialmente perdida. Se trata de una pareja de cérvidos enfrentados por sus cuartos traseros. También se puede observar una composición formada por cuatro figuras antropomorfas con tocados en forma de media luna y dispuestos en fila cogiéndose algunos de ellos de la mano.
La visita se puede hacer perfectamente como parte de un recorrido por Pinos y/o Bèrnia. A los niños les encantará, pues el lugar resulta muy sugestivo y da pie a inventar aventuras e historias de personajes que pudieron vivir en tiempos remotos en estas lomas con espectaculares vistas hacia el mar y con el Peñón de Ifach como telón de fondo.
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