Benissa: ingredientes mediterráneos 100% naturales

El Mediterráneo sabe a salitre y a brisa marina, a baños en el mar a cualquier hora del día y a comidas deliciosas –a la par que saludables– con los mejores ingredientes de la tierra.

El verano es probablemente la época del año en la que vivimos todo lo que nos brinda el Mediterráneo con mayor intensidad.

Tanto si siempre estamos aquí como si venimos de visita con grandes expectativas. El cuerpo nos pide disfrutar del sol, de la brisa, del mar, de la playa, de los paseos con las primeras luces del día o con las del atardecer. Y, por supuesto, también nos pide acción. Es el momento del año en el que disponemos de más tiempo para disfrutar de los deportes en pleno contacto con la naturaleza y de todas las opciones que nos brinda la costa: atrevernos con el buceo, practicar snorkel a nuestro ritmo, cambiar la perspectiva recorriendo la costa a bordo de un kayak, ponernos en forma con el paddle surf, etc. ¡Los límites se los pone cada uno!

Sabemos que en Benissa somos privilegiados por el entorno que atesoramos.

Nos gusta compartirlo y que todos construyamos nuestros recuerdos de un verano inolvidable. Y en ese pasear recalando por nuestras playitas seguro que más de una vez te habrás preguntado qué son esas manchas oscuras que ocupan grandes zonas del mar. No son rocas, pero rompen la belleza del turquesa de nuestras aguas… Esas zonas oscuras son templos marinos protegidos. Son el abrigo y el refugio de nuestra fauna marina. Son la señal más destacada de que nuestras aguas son limpias y mantienen su salud. Son las praderas de posidonia oceánica. Son la señal más mediterránea de la que puedan presumir nuestras aguas, pues sólo habitan en este mar. Ojo, que no son algas. Son plantas. Su función es de vital importancia y están protegidas. En verano acogen y alimentan a las especies marinas y, si te gusta el snorkel, desde luego es una buena idea acercarse a recorrer estas praderas submarinas. Después, de cara al invierno, se caen sus hojas y se acumulan en grandes cantidades a lo largo de nuestra costa. Por supuesto, no las recogemos. No se debe. Su función prosigue: amortiguan el impacto de las olas y evitan que la arena de nuestras playas se la lleve el fuerte oleaje que se desencadena con los frecuentes temporales de final de temporada.

Así que, ya sabes, si vienes de escapada en invierno, no pienses que descuidamos la costa fuera de temporada, sino más bien al contrario. Pero mientras tanto, sigue disfrutando al máximo de nuestra gastronomía y eventos estivales. Y de los días soleados, del buen humor y de los reencuentros. Con precaución y respeto.

Con ganas de vivir.

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